DECIDIR AMAR
El amor y el odio son decisiones. Uno decide amar o decide odiar. Por supuesto, que no decide odiar cuando no hay ningún mal contra si mismo, sino cuando ha recibido algún mal. Es ahí cuando se produce la oportunidad para odiar. Y es ahí cuando uno puede decidir que hacer: odiar o amar. Nosotros siempre, siempre debemos decidir amar.
Debemos pensar: ¿podemos conseguir algo bueno odiando?, ¿lograremos conseguir justicia odiando?, ¿haremos que el que perjudica se arrepienta?, ¿tendrá un buen fin está actitud o reacción?, ¿será una solución verdaderamente?, ¿lo será en las relaciones personales o traerá más mal?.
Debemos decidir amar antes de actuar. Si vamos a querer resolver un problema no podemos tener la actitud de revancha, porque eso solo prenderá el fuego de una guerra. No solo debemos tratar de solucionar los problemas sin imponer revanchas ni resentimientos contra otros. Debemos pensar en el otro más que en nosotros mismos.
El amor es descrito de esta manera:
(1Co 13:4-6)
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
Si pensamos en el otro más que en nosotros y decidimos amar entonces actuaremos de una manera que no hiera al prójimo. El amor no hiere. El que ama no quiere herir al que ama, sino tratarlo bien. No importa cuál sea el problema, el rencor no lo solucionará, por más que en nuestra propia justicia parezca estar justificado, el rencor no lo solucionará, sino que agregará un problema más al problema, lo acrecentará.
Recordemos:
(Jas 1:19)
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.
De modo que la justicia de Dios no se obra por medio de la ira, entonces el medio para hacer la justicia o solucionar lo injusto no es la ira, el enojo. Si la ira no es el medio entonces no debemos tenerla ni dejarla anidar en nuestros corazones al querer resolver un problema. Los problemas se resuelven obrando con amor, en consideración del otro, no de nosotros. Primero debemos amar, después debemos actuar. Y amar es una decisión: decidimos amar.
Si el odio no nos sirve y no va a hacer más que empeorar las cosas no debemos considerarlo, debemos desecharlo; y considerar el verdadero medio por el cual se pueden solucionar los problemas actuar con amor, promovidos por el amor, motivados por el amor.
Recordemos:
(1Co 16:14)
Todas vuestras cosas sean hechas con amor.
Pues bien, miremos la situación, decidamos amar, y en esa situación, pensemos que vamos a hacer delante de nuestros prójimos, de nuestros hermanos para que hagamos todo para el bien de ellos y no para la venganza nuestra, lo cual es nada más que odio.
Recordemos:
(Gal 5:13)
Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Y.
(Rom 14:13)
Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.
(1Co 8:12)
De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis.
En este último pasaje se habla de no recibir al hermano para discutir sobre opiniones, y no juzgarlo sino decidir no ponerle tropiezo u ocasión de caer al hermano. Porque había quieres vivían por fe y hacían cosas que otros hermanos que vivían por obras consideraban pecado de modo que hacer estas cosas delante de los hermanos era poner ocasión de tropiezo y caída, porque podía inducir, por ejemplo, o por menosprecio verbal, a hacer algo que ese hermano consideraba pecado, de modo que hiriendo la conciencia del hermano hacían que este actuara en contra de aquello que estaba convencido en su propia mente. Entonces la decisión era no hacer caer al hermano, en lo que él consideraba pecado porque esto no era andar conforme al amor.
(Rom 14:14-19)
Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se (1) pierda aquel por quien Cristo murió.
No sea, pues, vituperado vuestro bien; porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres.
Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.
Sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. El hermano está sirviendo al Señor según lo que está convencido en su propia mente, y es el Señor Jesús quién lo juzgará, no nosotros, por tanto, los que tenemos fe, y andamos por ella, debemos tenerla para con nosotros mismos para con Dios. Dios es el que hará la obra de que todos estemos unidos en una misma mente y un mismo corazón:
(Rom 15:5-7)
Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios.
(Rom 15:1-2)
Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación.
Lo que debemos hacer es buscar la edificación de nuestros hermanos, y no vamos a llegar a la edificación por medio de la destrucción, de arruinar a nuestros hermanos que creen de una manera determinada el como servir al Señor Jesús. Destruyendo no edificaremos. Agradándolos en lo que es bueno es como los edificaremos.
Recordemos también:
(1Co 8:1)
En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, pero el amor edifica.
El amor es lo que edifica, no el conocimiento. El conocimiento envanece, nos envanece a nosotros, nos hace inútiles. Pero el amor edifica a nuestro prójimo.
Y.
(Rom 13:8)
No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.
Nos debemos los unos a los otros el amor. Es nuestro deber, si no lo hacemos estamos en deuda para con él; y siempre lo estaremos, es la deuda que nunca saldaremos, porque la deberemos siempre. De modo que no hay razón para odiar a nuestros hermanos, no hay razón para no amar. Amar es una decisión, y debemos decidir amar.
(1) Nota:
Comentario Vine + NT.
Pierda:
G622
apolumi (ἀπόλλυμι G622) forma intensificada de ollumi. Significa destruir totalmente; en la voz media, perecer. La idea que comunica no es la de extinción, sino de ruina; no del ser, sino del bienestar.